Y con esta divagación me quedo más ancha que larga, porque si hay algo retórico y archisabido es lo que he puesto, claro que si nos atenemos a que estoy en el curro, que nos han puesto un programa que no funciona o fucional mal, que nos echa una y otra vez y que hay que pasar el tiempo hasta las 3 de la tarde (léase 15 horas) este artículo me ha venido de perlas, para soltar una serie de chorradas sin tres ni revés y sobre todo, sin tener que usar el intelecto. Por lo tanto, la ironía es paradigma del sentido del humor. Įs latente, que quienes más reniegan de la ironía, son quienes no tienen sentido del humor. Veamos ironía ¿no era ese pecado capital que Carlos H decía no tener que utilizarse más que en casos extraordinarios?. Y por último, extender mi saludo a todo el que asoma. Lo primero saludarte amigo mío y lo segundo saludar a Teadora, aunque nos saludemos todos por otros lares. Partiendo de la base de que yo cuando digo NO es no y cuando digo sí es “tal vez o quizá”, vamos al lío. Tanto los comentarios como los pings están actualmente cerrados. Puedes seguir las respuestas en esta entrada a través de RSS 2.0. Se trata de una colección inerte de episodios predecibles y esteriotipados que divagan hasta crear una bruma sin objetivo (o con un objetivo evidente).Įsta entrada fue escrita el Domingo, 16/May/2010 y archivada en General. En ningún momento se muestra una visión íntima del interior del personaje ni de su contexto social. Los personajes no revelan ninguna profundidad mayor que lo que parecen a primera vista. Las tensiones no se relacionan entre sí y no dan forma a las tramas secundarias. Lo que parece haber de argumento principal está lleno de convenientes coincidencias y motivaciones débiles. Las primeras treinta páginas se arrastran sobre una montaña de explicaciones (o de anticipaciones) y el resto nunca se tiene en pie. En general, un guión con palabras bien elegidas. Agradable descripción y diálogo interpretable. El informe es algo así (la traducción es mía):Īlgunos momentos divertidos, algunos momentos emocionantes. Al parecer, se le acumulaban los borradores y la mayoría de informes eran negativos, así que pensó en escribir una especie de informe general de forma que personalizándolo con un par de detalles y rellenando el espacio en blanco de “título” y “autor”, bastaría. Cuando llegó a Los Ángeles consiguió un trabajo de lector de guiones para varias cadenas de televisión. Es decir una cosa y contar otra en una sola frase, o en un solo gesto o palabra.Įn cuanto a El Escritor, a todos nos pareció que, por no fastidiarle la película a nadie, que la intención de Polanski tiene que ver con su relación personal con la justicia usamericana, que la ironía del protagonista resultaba estupenda, que un par de momentos divertidos y una trama con más agujeros que una flauta.Įsto de “par de momentos divertidos” me recordó una anécdota que cuenta Robert McKee en sus cursos. La ironía funciona tan bien en narrativa porque es el contraste mismo. Me pareció un buen ejemplo de contraste, contradicción y profundidad. Alannis Morrisette, por ejemplo, canta que “es irónico encontrarse con un atasco cuando ya llegabas tarde”, porque no distingue la ironía de la mala suerte.Įl caso es que ayer fui a ver El escritor y Ewan McGregor, el protagonista, luce la clásica ironía inglesa. Parece fácil, pero todos conocemos a gente que presenta dificultades alarmantes con lo no literal. O Dorothy, que se pasa tres cuartos de película queriendo regresar a Kansas para descubrir que pudo volver desde el principio (aunque en el proceso aprendió una importante lección sobre la vida, étc.). Además, muy parecida a la teoría del propio Sócrates. Sócrates, por ejemplo, interrogaba al personal hasta que el personal terminaba sosteniendo una teoría distinta de la que sostenían al principio del interrogatorio y que, encima, ya existía en ellos mismos. Puede ser irónica una situación, o una experiencia. Y más tranquilo ahora que ya os he incordiado un poco, quería señalar que la ironía no es sólo una figura retórica. Es decir, cuando le preguntas a tu antagonista si está enfada y ella te contesta que no, aunque todos sabemos que quiere decir que sí, porque es bien sabido, queridas, que cuando una mujer dice que sí, es que no, y cuando dice que no, es que tampoco. La ironía es una figura retórica en la que el sentido literal de la frase es opuesto al sentido real de la frase, dice la RAE.
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